1. ACCESO: El acceso define la energía que ingresará en el entorno. Se prefieren entornos amplios y fluidos que permiten una mayor entrada de energía.
2. UBICACIÓN: Una ubicación idónea debe tener tránsito, movimiento, luz natural, exposición, y un acceso amplio y visible.
3. DISTRIBUCIÓN INTERIOR: Hay que elegir un punto central a partir del cual girará el resto de la decoración y distribución del hogar.
4. ORIENTACIÓN: El Feng Shui considera cinco tipos básicos de energía relacionados con cada uno de los puntos cardinales: fuego, tierra, metal, agua y madera. El sur representa el fuego; este y sudeste la madera; oeste y noroeste el metal; el norte el agua y el sudoeste y nordeste la tierra.
5. AUSTERIDAD. No se debe acumular objetos inútiles.
6. ORDEN. Imprescindible mantener orden y limpieza.
7. COLOR: El color influye positiva o negativamente: Una fachada al sur se beneficiará del color del fuego, el rojo; al norte será el color azul o negro; este y sudeste es el verde; oeste y noroeste el blanco; por último el Nordeste va ligado al color amarillo y los colores terrosos.
8. ILUMINACIÓN: Es la forma más rápida y sencilla para lograr una transformación en los ambientes. Una adecuada iluminación natural tendrá una enorme incidencia sobre nuestro bienestar.
9. DECORACIÓN: No está ligada a un estilo determinado, sino a una serie de ritmos, armonías, iluminación…En función de esta práctica, vemos qué se puede llevar a cabo con cualquier estilo de decoración: clásica, moderna, ecléctica, rústica…
10. CAMBIO: Los ciclos de energía cambian, se renuevan. Por esta razón nuestros espacios, nuestro hogar, deben registrar cambios en la decoración y en su distribución.
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